Hemos pasado unas de las mejores vacaciones en estos dos destinos: Altea y Calpe, en los que hemos podido disfrutar del Mediterráneo en su versión más natural.
Altea en la noche es una ciudad romántica... llena de pasadizos donde aún resuenan suspiros de enamorados. Sus estrechas calles de suelos de piedra, sus paredes blancas y las farolas que las iluminan, envuelven en una atmósfera mágica los sueños de cualquier viajero.
Hay quienes afirman que el nombre de Altea proviene del griego, ”Althaia”, palabra que significa “yo curo”, sin embargo, hay quienes sostienen que proviene de la palabra árabe “Attaláya”, que significa puesto de vigilancia. El caso es que Altea ha sido, como muchos otros lugares de España, testigo silente de pueblos íberos, romanos y musulmanes.
La primera noche que pasamos allí, cenamos en el Restaurante Sandro, una acogedora pizzería ubicada en la Plaza de la Iglesia... la verdad es que la sopa de cebolla que allí comimos es una de las mejores que hemos probado en mucho tiempo. Los precios de la carta están muy bien y la vista al puerto es insuperable.
Nos alojamos en el hostal el Trovador. La habitación era amplia y limpia: salón con televisor, 2 habitaciones y un baño. El mobiliario un poco viejo y descuidado. Sin embargo la ubicación, las vistas y la atención del personal compensaron lo insípido de la estancia.
Un día de visita al Peñon de IFach
Apenas levantarnos y desayunar en el hotel, nos fuimos a Calpe, que es la siguiente ciudad en dirección a Valencia luego de Altea. Allí realizamos la ruta turística del Peñón de IFach. A lo largo de todo el trayecto, la vista y el oído se deleitan a cada paso. Poco a poco se va descubriendo la inmensidad del paisaje, lleno de calas, gaviotas, cielo, mar y piedra.
En las faldas del Peñón existen ruinas pertenecientes a la época ibérica. En su llanura, los romanos desarrollaron una colonia dedicada al comercio de la salazón del pescado. Cristianos y musulmanes coexistieron en estas tierras, sufriendo el continuo ataque de los piratas desde el siglo XIV hasta el XVII... Una vez eliminada la amenaza pirata, Calpe comenzó un lento resurgimiento, como el camino que vamos dejando debajo de nuestros pasos....
Poco antes de llegar a la cueva, se puede ver la estrecha lengua de tierra que separa la playa de Cantal Roig, Las Salinas y la cala de La Fossa.
Luego de pasar la cueva, el camino se hace muy difícil y a menos que vayas preparado para ello, no es recomendable continuar.
Hay muchas otras cosas que visitar en Calpe, como los Baños de la Reina, eco-rutas familiares o los restos arqueológicos de la Villa Romana, pero eso es parte de otro capítulo, aún por escribir, de esta bitácora.
Cena de Noche Vieja en Altea
Al volver al hotel comenzamos a prepararnos para la cena de Noche Vieja. Escogimos un pequeño restaurante ubicado en el casco antiguo de Altea llamado Valentina. ¡Que grata sorpresa y excelente elección! El menú de fin de año fue insuperable, salpicado de contrastes de sabores y decorado con las más apetitosas formas en cada uno de sus platos... desde los voulavent hasta el chocolate con mascarpone y frutos del bosque, toda la cena fue una armoniosa sinfonía de deliciosas sensaciones al paladar. ¡Mil gracias a Andrea y a la chef Eva María Peña por la mejor velada de Noche Vieja!
Apenas terminar de cenar, subimos por la calle Mayor a la Plaza de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Consuelo. Así recibimos el Año Nuevo, entre gente, fuegos artificiales y la música en vivo que llenó hasta el último rincón de la plaza.
Al día siguiente, nos despedimos de las calles de Altea. A plena luz del sol ves como sus callecitas empedradas, muros con puertas de madera y curiosas ventanas, se convierten en el más puro paisaje mediterráneo.
Información de interés:
- Hostal El trovador: Playa de Cap Negret, 15, Altea. 2 noches en Habitación familiar (4 personas) + Desayunos + IVA= 188 €
- Restaurante Sandro: Cena 2 sopas de cebolla + 2 pizzas + bebidas+ 35 €
- Restaurante Valentina: Portal Vell, 19, Casco Antiguo Altea. T. 661 231 137. Cena de fin de año para 4 personas = 167 €
- Parque Peñón de Ifach= entrada gratis.
Buena bitácora, en lo personal me seduce bastante el casco de Altea, sus callejuelas y ese aire a tiempos pasados que sale de sus calles y paredes. Calpe también lo conocí hace poco más de un año, pero Altea se queda en mis preferidos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras Bludog. Cada ciudad tiene su encanto, y definitivamente Altea tiene uno muy especial. Te espero de visita nuevamente por estos lares para seguir compartiendo impresiones de nuestros viajes.
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