Nuestros pasajes hoy nos llevan al Castillo de Neuschwanstein.
Para llegar allí, compramos los pasajes Bayern Ticket a través de la página web de DB Bahn, con destino a Füssen. http://www.bahn.de/i/view/ESP/es/index.shtml Este ticket permite viajar hasta 5 adultos o 10 niños, ida y vuelta por un precio de 27€.
Nosotros llegamos con tan sólo 10 minutos de anticipación a la salida del tren y nos quedamos de piedra cuando comprobamos que no cabía un alma más en los vagones… El viaje dura aproximadamente 2 horas 15 minutos (¡los cuales hicimos de pie!). Recomendación: llegar por lo menos con media hora de anticipación al andén.
Al llegar a Füssen hay que tomar el autobús que te lleva hasta el pueblo de Hohenschwangau para subir al Castillo de Neuschwanstein. Son sólo 10 minutos de viaje. Al llegar a la parada, debes subir un poco por la Alpseestrasse, la calle principal donde se compran o recogen las entradas a los castillos.
Mi recomendación es reservarlas por internet ya que la cola para comprarlas en taquilla es bastante larga. Debes hacerlo con un mínimo de 15 horas de anticipación. Para hacerlo, conéctate a http://www.neuschwanstein.de/spanisch/visitante/index.htm Acá indicas hora de tu visita (calcula el tiempo que tardarás en llegar), número de personas, idioma del audioguía. Para hacerlo necesitas el número de la tarjeta de crédito y la fecha de caducidad. Recibirás un e-mail con la reserva. Imprímelo para presentarlo en el Ticket Center y pagar el monto correspondiente. Al entregarte las entradas verás que te asignan un número para entrar.
Hay tres maneras de subir hasta el Castillo de Neuschwanstein: caminando, en calesas o en autobús.
Nosotros preferimos ir andando, lo que implica unos 40 minutos más.
Me parece importante aclarar que hay 2 castillos, casi en el mismo sitio. El de Hohenschwangau es el de los padres de Luis II: Maximiliano II de Baviera y la princesa María de Prusia, y el Nuevo Castillo de Hohenschwangau, hoy conocido como el de Neuschwanstein.
El camino para subir es muy bonito…. a medida que asciendes comienzas a descubrir el valle que está debajo, con sus lagos y campos verdes infinitos. El día estaba despejado y la temperatura era de -2ºC, pero entre la caminata y los abrigos, ¡teníamos calor!… Hicimos un picnic en un banco del camino antes de concluir la subida, y en unos pocos minutos ya estábamos frente al castillo. Al pasar al patio interior verás que en una pantalla indica el número de los próximos visitantes y el tiempo para entrar.
El Castillo de Neuschwanstein para mi es el ejemplo perfecto de la belleza producto de la locura… Luis II siempre disfrutó de las fantasías, el teatro y los disfraces, tenía tendencias al aislamiento y desde muy pequeño se distinguió por un acusado espíritu de soberanía. Todos estos factores se fueron tejiendo como los acordes de las obras de Wagner para inspirar la visión de su castillo ideal. Su convicción de una monarquía santa por la gracia de Dios le llevó a identificarse cada vez más con Parsifal, la última ópera de Richard Wagner que narra la búsqueda del Santo Grial por este caballero de la corte del Rey Arturo.
Lamentablemente las obligaciones de su cargo como regente se interponían con su costoso estilo de vida de soñador en solitario. En 1886 fue declarado incapacitado para gobernar e internado en el castillo de Berg. Al día siguiente fué encontrado muerto en el lago de Starnberg junto al psiquiatra que lo diagnosticó.
Al salir del Castillo de Neuschwanstein rodeamos una valla que impide el paso al Marienbrüke. Este puente sobre el desfiladero del Pöllat lo mandó a construir Maximiliano II como regalo de cumpleaños a su esposa María. El camino es más bonito aún, y en pocos minutos ya estamos sobre el puente. Las vistas del castillo con los valles y las montañas de fondo son sobrecogedoras. En una bocanada profunda se puede respirar todo el romanticismo medieval que todavía se percibe en cada detalle del paisaje. Es normal que el Rey se haya vuelto loco con la perfección de su obra.
Para bajar, tomamos un camino a mano izquierda, distinto al que utilizamos para subir y en ese recorrido descubrimos el lago Alpsee. Llegamos hasta él y nos dejamos conmover por la tranquilidad del paisaje.
Decidimos regresar y comer en München… había mucha gente y la verdad no teníamos más fuerzas para soportar 2 horas más de pie en el tren de regreso. Fuimos a la parada del autobús y llegamos a Füssen para tomar el tren de las 5, una hora antes del que teníamos reservado… y ¡casi lo pagamos caro de nuevo! El tren de esta hora tenía un transbordo en el pueblo x que por poco no hacemos. En el último minuto caímos en cuenta, salimos disparados del vagón y entramos justos antes de que el tren a München se pusiera en marcha!
Por fin llegamos a la estación central y nos dirigimos directamente a un Restaurante Italiano llamado “Il Gelato Italiano” (Bayer Strasse 3). Las pastas estaban deliciosas, al igual que los helados. El servicio inmejorable. La cena de los 4, salió por 55€. (1 ensalada, 1 ñoquis, 2 tortelinis, 1 spaguettis, 2 helados, 2 cervezas, 2 refrescos y un café)
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